Tramas, formación y desenlaces: ser tutora en la virtualidad

Tramas, formación y desenlaces: ser tutora en la virtualidad

Carla Anahí Cáceres
carlanahi.caceres@gmail.com

Facultad de Humanidades
Universidad Nacional del Nordeste (UNNE)

Introducción

En este artículo se presenta un resumen del Trabajo Integrador Final de la Carrera de Especialización en Tecnología Educativa cursada en modalidad a distancia en la Universidad de Buenos Aires (UBA) durante el periodo 2020-2021. El mismo contiene un análisis crítico sobre mi propia experiencia como tutora virtual, experiencia que se enmarca en una propuesta de formación de modalidad a distancia.

En este sentido, los distintos seminarios cursados y las voces de los autores leídos y escuchados en esta carrera de Especialización son tomados como referencia principal para el abordaje teórico y conceptual del mencionado análisis.

Dentro del desarrollo de este trabajo se estructura en tres apartados. En el primero, realizo una breve presentación y resumen de la carrera de formación que es tomada como base para el análisis. En el segundo, se especifica de forma detallada las tareas y funciones que caracterizan al rol de los tutores virtuales, vinculándolos con mi propia experiencia. Y, para finalizar, en el tercero (y sus sub-ejes) se clasifican y desarrollan en profundidad las dimensiones que atraviesan de forma transversal a la práctica tutorial: didáctica e ideológica. A modo de cierre presento algunas conclusiones elaboradas en función del análisis realizado durante la producción de este trabajo, como así también en mi experiencia como estudiante de la Especialización en Tecnología Educativa.

Profesorado Universitario modalidad a distancia: una carrera de formación tomada como base para realizar el análisis

Para contextualizar brevemente el caso que se tomará como base, comenzaré mencionando que esta carrera de formación comienza a desarrollarse en el año 2018 a partir de una propuesta realizada por un equipo de docentes de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Es la primera carrera de esta universidad que, actualmente se dicta de forma 100% virtual y se orienta a contribuir a la formación docente de profesionales que ejercen o buscan ejercer su práctica en el Nivel Medio y Superior del Sistema Educativo.

En sus inicios, esta propuesta fue pensada y desarrollada de forma bimodal, con algunos encuentros presenciales e interacciones que tenían lugar en el espacio del aula virtual. A su vez, se encontraba conformada por un equipo de seis tutoras (docentes con formación en tecnología educativa) encargadas de brindar acompañamiento a los estudiantes y tres docentes (fundadores de la propuesta) quienes realizaban/realizan tareas pedagógicas, académicas y administrativas y son, a su vez, los encargados de acompañar a los tutores.

Al día de hoy, esta propuesta de formación lleva desarrollando su cuarta cohorte y quinta cohorte en paralelo. Tanto la propuesta como el equipo de trabajo se ha modificado de forma positiva respecto a lo que a sus inicios se refiere. Luego de la pandemia y los cambios que la misma trajo consigo, para garantizar la continuidad de esta exitosa carrera, se tomó la decisión de que la propuesta sea completamente virtual y el equipo de trabajo se amplíe.

El equipo de trabajo se conforma de la siguiente manera:

  • Equipo de coordinación:

-Docentes/especialistas encargados de tareas administrativas y de gestión.

-Un especialista que se ocupa de las cuestiones técnicas y de soporte.

-Dos docentes/especialistas que se encargan de realizar la revisión previa de los materiales y recursos.

-Dos docentes encargadas de brindar acompañamiento a los tutores.

  • Equipo de 41 tutores (rol que me encuentro desempeñando desde el año 2020).
  • Docentes que diseñan y piensan las asignaturas, actividades y estrategias a desarrollar.

Este equipo completo tiene a su cargo un total de 1460 estudiantes. Estudiantes adultos, profesionales (abogados, médicos, ingenieros, veterinarios, contadores, entre otras) que ya poseen experiencias como estudiantes universitarios y, en algunos casos, cuentan con experiencia docente. Deciden continuar formándose a través de esta propuesta para seguir ejerciendo la docencia en escuelas secundarias, institutos superiores de enseñanza o, para comenzar con este ejercicio.

En este proceso el rol de los tutores y su acompañamiento (como mediadores) a los estudiantes, se vuelve fundamental a la hora de sostener esta propuesta.

Pensar el rol de los tutores virtuales: configuraciones, tareas y características propias del rol.

Podríamos decir, en resumidas palabras, que el trabajo central de los tutores virtuales consiste en la comunicación directa con los estudiantes que se encuentran cursando una carrera o curso de formación a distancia a través del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).

En mi caso particular, como lo mencioné en el apartado anterior, me desempeño como tutora de una carrera que se dicta a distancia. En este espacio, tengo a mi cargo una comisión de 32 estudiantes con quienes nos comunicamos periódicamente y con los cuáles vamos construyendo vínculos y relaciones que trascienden la pantalla.

Desde el modelo de educación virtual que propone esta carrera, el rol del tutor es central y activo en el diseño y desarrollo de las propuestas educativas. No se limita a responder consultas y corregir trabajos, sino que participa en la selección de recursos, diseña actividades, realiza el seguimiento de los estudiantes, propone y promueve espacios de interacción, entre otras tareas.

Una de las características más destacables de este rol, tiene que ver con el trabajo en equipo y en conjunto. Un tutor jamás trabaja en soledad. Somos parte de una propuesta de formación y trabajamos junto a otros tutores, también con docentes encargados del diseño y elaboración de los materiales, docentes que forman parte del área administrativa y estudiantes. Es así como se va construyendo este rol, en una red de intercambios y colaboración potente, en términos de Corina Rogovsky (2021), quien menciona que

Colaborar implica involucrarse de manera comprometida en un continuo proceso de comunicación, en el cual el conocimiento se construye como condición de acuerdos progresivos hacia entendimientos comunes (…) Las colaboraciones tienen potencia cuando permiten prácticas disruptivas en contextos adversos; posibilitan búsquedas experimentales en contextos heterogéneos y facilitan la construcción pedagógica con un otro que comparte las mismas inquietudes, formatos, y espacios y propuestas de interacción con colegas (p.6)

De la misma manera, trabajar en equipo también involucra nuestra participación de distintas reuniones en las cuales se discute, principalmente, el diseño de la propuesta a fin de tomar distintas decisiones y pensar en emplear estrategias que favorezcan las actividades que se vienen desarrollando o se desarrollarán. Para ello, los tutores entramos en diálogo con personas y otros equipos que tienen como funciones: el desarrollo y diseño de los contenidos y materiales didácticos, el desarrollo tecnológico, la comunicación y difusión de la propuesta.

Entiendo que todos estos elementos, momentos y funciones son fundamentales para sostener la propuesta de formación, ya que, como lo menciona Juárez Jerez (2012) una institución o proyecto “(…) sin un eficiente marco organizacional va destinada al fracaso, entendiendo que dicho marco abarca los procesos de planificación, de producción y de implementación de cursos incluyendo la gestión académica, tecnológica y administrativa” (p. 51); cada proyecto se configura como “(…) un sistema organizacional en el que es posible distinguir sub-sistemas que sostienen toda la propuesta formativa y que son de tal relevancia, que si no funcionan adecuadamente la misma fracasa” (p.52). Incluso si no hubiera problemas tecnológicos y hubiera un diseño didáctico-pedagógico adecuado.

Otro de los espacios de intercambio es el aula virtual y el principal/prioritario en este caso, ya que allí se desarrolla la mayor parte del trabajo, la propuesta y se plasman las decisiones que se van tomando. En los espacios virtuales de aprendizaje el concepto de “aula” es entendido no como un lugar en que sucede algo, sino más bien como ambiente de aprendizaje, como un lugar social. Es decir, un espacio (no necesariamente físico) en el que uno o más sistemas interactúan con arreglo a un objetivo común: el aprendizaje.

Atendiendo a la idea de que la formación continua es imprescindible para generar espacios de trabajo en el que se promuevan aprendizajes críticos, reflexivos y nos permita perfeccionar nuestro desarrollo profesional, desde la institución en la cual me encuentro trabajando, se promueven distintos cursos, charlas y dispositivos de formación en los que se tratan temáticas referidas a las funciones y actividades que desarrollamos como tutores. Por ejemplo, devoluciones y retroalimentaciones, configuración de recursos y herramientas digitales, ludificación en la enseñanza, entre otros. En este sentido podría retomar la categoría de cazadores de vanguardia” propia de la autora Corina Rogovsky (2021) ya que la necesidad de innovar constantemente nuestras prácticas, explorar nuevos formatos y reconstruir nuestras experiencias y conocimientos se vuelven fundamentales en el ejercicio del rol tutorial.

Es decir que las tareas, funciones y prácticas que los tutores virtuales realizamos se enmarcan dentro de una trama compleja que involucra varios componentes, actores/actrices, escenarios y diálogos. Nuestra labor no puede resumirse solamente con la mera transmisión de un tipo de conocimiento e información. La misma requiere un diálogo efectivo con todos los participantes que logren promover y potenciar el aprendizaje activo, autónomo y la construcción del conocimiento.

En cuanto a las funciones a desempeñar por los tutores en un proceso formativo. García Aretio (2001) las agrupa en tres dimensiones: dimensión académica, de orientación y de nexo. Por su parte Cabero (2004) nos habla de cinco funciones: Técnica, Académica. Organizativa. Orientadora y Social. A partir de lo trabajado a lo largo de los distintos seminarios cursados en esta especialización y desde mi experiencia podría clasificar las tareas y funciones propias de este rol en dos dimensiones transversales: didáctica e ideológica. Las mismas se desarrollarán de forma más detallada en los siguientes apartados, en los cuales se realizará un análisis a partir de los conocimientos y categorías teóricas construidas en esta carrera de formación.

Dimensiones como herramientas para pensar la práctica.

Dimensión didáctica: Entre estrategias, actividades y contenidos.

Esta dimensión es la más cercana y vinculada al trabajo de los tutores, el vínculo con los estudiantes, la enseñanza y el aprendizaje. Poniendo el foco en mi rol como tutora es en este contexto donde estudiantes, tutores y contenidos confluyen, donde se busca generar un equilibrio y armonía para que dichos componentes se integren y permitan la configuración de “(…) un ecosistema de innovación y co-construcción de conocimiento capaz de ir más allá de los contenidos y los contenedores(Cobo, 2019, p.60). Autorregular y balancear la propuesta y la práctica mediante, lo que Piscitelli denomina “dieta cognitiva” y así estimular en los estudiantes (y también en nosotros) el uso y selección crítico de los contenidos y contenedores, teniendo en cuenta el contexto.

Las estrategias que seleccionamos, las actividades que se proponen y las metodologías de enseñanza que se desarrollan dan cuenta de la relación que los tutores establecemos con los contenidos, lo cual supone una “(…) reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objeto de que los alumnos aprendan” (Litwin, 1997, p. 65)

En el ejercicio de la docencia en general, y de la práctica tutorial en particular, el docente se encarga de orientar, dirigir, facilitar y ser un guía en el proceso de enseñanza con el fin de que los estudiantes vayan construyendo su propio aprendizaje. Se espera que los tutores guiemos los aprendizajes de los estudiantes para que los mismos logren alcanzar los objetivos de aprendizaje propuestos y, a la vez, comprender las causas que provocan las dificultades en el aprendizaje.

Como lo señala Pablo Pons (2002) la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación en los procesos de enseñanza y aprendizaje permite pensar en nuevas formas de trabajar en el aula y fomenta el desarrollo de nuevos formatos de aprendizaje. Uno de los puntos más importantes, en este caso, consiste en el uso que le damos a los medios, utilizar las nuevas tecnologías de manera eficaz y que, en la medida de los posible se conviertan en un aporte de innovación en nuestro trabajo diario.

En este sentido, como lo explica Mariana Maggio (2018)

La clase universitaria puede ser un lugar de creación para abordar los problemas del más allá, y esto puede darle relevancia si lo que antes se hacía en clase ahora es puesto a disposición por múltiples organizaciones de los modos más variados. Si, además, el diseño de la clase se teje en la trama de las tendencias culturales, esa relevancia puede profundizarse aún más como un hacer siempre distinto acompasando su devenir a tiempos en los que las formas del conocimiento cambian aceleradamente. Y, por ende, lo que crea también es diferente (p. 51)

Para ello, como tutores a cargo de un grupo de estudiantes, debemos ser capaces de adaptarnos a los cambios que van surgiendo en la rutina, a los imprevistos, ser flexibles y tener una mentalidad abierta. Es decir, ser capaces de producir en nosotros mismos y en los estudiantes una revolución mental en términos de Barrico (2019). Una revolución que trasciende los límites de lo tecnológico y transforma la experiencia humana, sus ideas, miradas, construye otra forma de habitar el mundo.

Estas formas de ser y estar en el mundo que se van configurando a través de nuestras acciones, de lo que los demás ven en nosotros, de las reflexiones que hacemos sobre las situaciones que nos ocurren a diario, forman parte de un aprendizaje. Y es ahí donde me parece interesante reflexionar sobre el impacto que tienen nuestra decisiones e implementaciones didácticas/pedagógicas no solo en la forma en la que los estudiantes aprenden o leen cierto tipo de contenido sino, y de manera más potente, en su vida. Los cuerpos encarnan historias individuales y colectivas, por ende, cuando enseñamos, también interactuamos, socializamos y estamos “siendo” constantemente en esos procesos de enseñanza y aprendizaje.

Dimensión Ideológica: mi estilo como tutora

¿Cómo se va configurando mi estilo como tutora? ¿Incide de alguna manera en esta configuración el hecho de que la propuesta de formación de la cual formo parte ya tenga definida una estructura preexistente? ¿De qué manera las tareas administrativas, técnicas e institucionales que debemos realizar repercuten en la forma en la que voy pensando, configurando y reconfigurando el estilo de mi práctica tutorial? Son algunas de las preguntas que muchas veces me planteo, sobre todo cuando me tomo el tiempo de reflexionar sobre las acciones que realizo; cuando algún comentario, intervención o situación particular me permite mirar (me) y de esta manera comprender que este estilo y rol se va configurando a partir de experiencias de formación en palabras de Ferry (1993). Es decir, a través de distintos mediadores (lecturas, experiencias y voces de compañeros con mayor trayectoria, encuentros con estudiantes) que nos interpelan y atraviesan.

Entiendo que la dimensión ideológica abarca también los imaginarios, mentalidades y representaciones colectivas (Morin, 2007). En el ejercicio cotidiano vamos creando ideas, imágenes y tramas sobre lo que significa ser tutor en una carrera de formación a distancia. Morin (2007) me ayuda a pensar y analizar la importancia que cumplen las ideologías, éstas nos (me) ayudan a orientar los pensamientos en la vida diaria, en las acciones que como tutora voy ejecutando a partir de las tareas que nos solicitan. Esta mirada me permitió ir tomando decisiones para ir construyendo diariamente y en ejercicio, mi identidad como tutora y la impronta personal que este rol va tomando.

En este mismo sentido, puedo pensar en que el diseño de los materiales que se elaboran y comparten en esta propuesta de enseñanza, son pensados por docentes formados en el área. Materiales que son analizados no solo por nosotros sino también por los estudiantes, es decir, son producidos y leídos por distintas personas con diferentes experiencias, en distintos contextos y bajo circunstancias que también son diferentes.

Todos los materiales son revisados en un trabajo en conjunto. En principio dentro de una comisión de cinco tutores, los cuales, al tener un vínculo más cercano con los estudiantes, podemos comprender e interpretar si lo que se produjo tendrá repercusión y será comprensible para nuestros estudiantes. Y, de esta manera, realizar sugerencias, aportes o modificaciones cuando se realizan las reuniones grupales/generales de todo el equipo que forma parte de la propuesta en las que se debaten estos temas, generalmente antes del inicio de una asignatura.

Como la tutoría se ejerce en equipo, es en las reuniones donde se materializa esta idea. Es a partir del diálogo y el intercambio entre colegas que se resuelven las dificultades cotidianas y se fortalecen las estrategias de trabajo y el sentido de pertenencia. Las prácticas se construyen en equipo (Rogovsky, C. 2021, p. 149)

Lo mencionado hasta aquí deja en claro que los materiales de texto, hipermediales, documentales e informativos, son uno de los nexos (mediador en términos de Ferry) más importantes que los tutores y todo el equipo tiene con los que se encuentran del otro lado de la pantalla. Es decir, no debemos solo pensar en que los estudiantes al revisar, leer y analizar los materiales se encontrarán con quien/quienes lo produjeron, sino también con quienes estamos en el medio. Y es aquí donde nuevamente se produce un intercambio entre: productores, tutores y estudiantes.

En este caso, los materiales didácticos dejan de ser solo proveedores de contenidos e información y se convierten en guías y orientadores de la propuesta de enseñanza y de aprendizaje. Desde esta propuesta y con mediación de los tutores se busca, promover y potenciar interacciones significativas entre estudiantes y contenido, proporcionando ayudas que favorezcan la construcción de conocimiento.

Cierres que habilitan aperturas

En este escenario de dimensiones, funciones, tareas, intercambios y características propias del rol del tutor virtual, la tecnología educativa como campo de estudio y de desenvolvimiento se vuelve indispensable para identificar potencialidades, ventajas, desaciertos y nuevos desafíos que, como docente tutora y tecnóloga educativa debo asumir.

Durante el cursado de esta especialización y el trabajo realizado como tutora a la par, pude entender y comprender la importancia que la tecnología educativa ha cobrado, con mayor fuerza e intensidad, en este último tiempo. En el ejercicio de mi rol pude palpar y hacer visible eso que se leía o escuchaba acerca de la educación mediada por tecnologías. Además de ello, vivimos un hecho histórico “La pandemia del Covid 19”, evento que ha sido motor de cambios, en cuanto a la lógica y la gramática escolar. A partir de esta situación inesperada se volvió necesario que los docentes despleguen estrategias virtuales para garantizar el derecho a la educación y sostener el vínculo pedagógico.

Los distintos cambios producidos durante la pandemia nos invitaron a repensar la formación, la práctica docente, reflexionar, buscar nuevas herramientas y marcos teóricos que nos permitan entender lo que estaba pasando y continuar asistiendo a prácticas educativas dentro de dicho contexto. Durante este tiempo, de forma más consciente, la tecnología se ha incorporado a nuestras vidas como un sello de identidad, definiendo además nuestras formas de ser, estar y vincularnos con el entorno que nos rodea.

En las últimas décadas el desarrollo tecnológico ha llevado a un cambio cultural, social, económico y político, que impacta en el campo educativo a mayor escala. Suceso que la Tecnología Educativa no puede dejar de lado, lo cual a su vez nos obliga a reconfigurar su campo de acción, así como su objeto de estudio (Litwin, 2009) en el marco de lo contemporáneo, lo actual, lo vivo, lo significativo, lo excepcional, aquello que nos desencaja en todos los sentidos, y que como sujetxs, que tenemos la responsabilidad de educar nos “empuja” a reinventarnos, y nos plantean desafíos de forma permanente.

Referencias bibliográficas

Baricco, A. (2019) The Game. Buenos Aires, Ediciones Anagrama

Cabrero, J. (2004). La función tutorial en la teleformación. En: Martínez, F. y Prendes, M.P. (Coords.). Nuevas tecnologías y Educación (129-143), Madrid, Pearson.

Cobo, Cristóbal (2016) La Innovación Pendiente. Reflexiones (y Provocaciones) sobre educación, tecnología y conocimiento. Montevideo, Colección Fundación Ceibal/ Debate.

De Pablos Pons, J. (coord.) (2009). Tecnología educativa. La formación del profesorado en la era de Internet. Málaga: Ediciones Aljibe.

Ferry, G. (1993) Pedagogía de la Formación. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Ediciones Novedades Educativas.

García Aretio, L. (2001) La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Barcelona, Ariel.

Juárez de Perona, H. G. (2012) El cambio organizativo frente a los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje. Propuestas para la gestión. Revista VEsC , Año 3 (4), 47-67.

Litwin, E. (1997) Las configuraciones didácticas: Una nueva agenda para la enseñanza superior. Buenos Aires, Editorial Paidós.

Litwin, E. (2009) La Tecnología Educativa en el debate didáctico contemporáneo. En Litwin, E. (Comp.) Tecnologías educativas en tiempos de internet (13-34). Buenos Aires, Amorrortu editores.

Maggio, M. (2018) Reinventar la clase en la universidad. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Paidós, Libro digital, EPUB.

Morin, E. (2018) El octavo saber. A.C. México, Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.

Rogovsky, C. (2021) Tutorías virtuales: una mirada desde adentro. En:  García J. M. y Cabeza García, S. (Comp.) Las tecnologías en (y para) la educación (145-158). Montevideo, FLACSO Editorial. Rogovsky, C. (2020). Las comunidades virtuales de práctica de docentes, focalizadas en temas de tecnología educativa: propuestas formativas y trayectorias docentes. Organizado por el grupo de trabajo de CLACSO apropiación de Tecnologías Digitales e Interseccionalidades en conjunto con el Equipo de Investigación, el desarrollo de Software y los imaginarios en torno a nuevos mundos digitales, 27 al 30 de octubre. Recuperado de  http://www.pent.org.ar/institucional/publicaciones/comunidades-virtuales-practica-docentes-focalizadas-temas-tecnologia-edu


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