Las prácticas evaluativas en el Nivel Superior: ¿cómo evalúan los docentes el IES de Pampa del Infierno en escenarios cambiantes?

Las prácticas evaluativas en el Nivel Superior: ¿cómo evalúan los docentes el IES de Pampa del Infierno en escenarios cambiantes?

Karina Ávila Chaile

Soledad M.  Ruiz Krawczuk

soledad.krawczuk@yahoo.com.ar

Instituto de Educación Superior Pampa del Infierno

Pampa del Infierno, Chaco.

Resumen

Evaluar es una tarea fundamental dentro de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y es también una actividad generadora de conflictos, acuerdos y continuas revisiones a lo largo de la historia de la educación, en todos los niveles.

Las diferentes concepciones referidas a la utilidad de la evaluación o más bien de los resultados de la evaluación, han derivado en las últimas décadas en una forma de evaluar los procesos que contempla la formación durante todo el trayecto y requiere de ella para una constante mejora, buscando en los resultados los puntos a reformar o reforzar.

El presente trabajo indaga acerca de los usos que se hacen en el nivel superior, y especialmente ante los nuevos escenarios que se nos presentan, de los resultados de la evaluación como engranaje fundamental dentro de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, identificando las diferentes concepciones que subyacen en las prácticas evaluativas en el Instituto de Educación Superior (IES) de Pampa del Infierno.

Palabras claves: Evaluación Formativa; Resultados; Prácticas Pedagógicas; Concepciones Evaluativas Docentes.

Introducción

Abordar la temática de la evaluación desde el análisis de nuestras propias prácticas implica una serie de decisiones y acciones que se llevarán adelante y que, en algunas ocasiones, puede provocar cierta tensión entre los actores involucrados, por lo que se deben considerar y planificar cuidadosamente cada uno de los momentos que constituyen todo el proceso de investigación atendiendo a la complejidad de la temática en cuestión.

En este artículo compartimos con el resto de la comunidad educativa, los avances del trabajo de investigación que se está llevando adelante desde abril del presente año en el Instituto de Educación Superior de Pampa del Infierno, y que indaga acerca de las prácticas evaluativas del cuerpo docente, considerando el contexto de cambios que hemos afrontado en los últimos años.

El trabajo parte de la observación de la creciente deserción en los primeros años, especialmente luego de las primeras EPI (Evaluación Parcial Integradora), y el ausentismo marcado en las instancias finales de exámenes. Esta situación nos llevó a analizar dicha problemática. Se tomó por ello como unidad de análisis a los alumnos de 1° y 2° año del Profesorado para la educación secundaria en Geografía y en Biología, con sus respectivos cuerpos docentes, y se diseñaron dispositivos de recolección de información de estilo mixto.

La evaluación en situada y territorio

La evaluación en la educación es un campo complejo y controvertido para analizar, pero siempre vigente a la hora de rever nuestras prácticas pedagógicas-didácticas. A lo largo de la historia y parafraseando lo que sostiene Anijovich (2011), la misma ha tenido diferentes funciones, entre ellas se destaca la de acreditar y emitir juicios de valor, por un lado, o diagnosticar, retroalimentar, reflexionar, regular y mejorar los aprendizajes, por otro. Autores como Bonal (1998) e Ibarrola (1994) nos permiten identificar algunos rasgos de las teorías sociológicas que abordan la relación entre educación y sociedad, entendiendo que la mirada social acerca de la evaluación sigue enmarcada en lo tradicional, en el aspecto más bien sumativo que “mide lo que los alumnos saben, demuestra si alcanzaron los estándares establecidos y determina una especie de ranking entre ellos” (Anijovich, 2011, p. 18).

  La problemática o inquietud que nos convoca a esta línea de investigación tiene que ver con la búsqueda de alternativas reales y efectivas para el uso de la educación para el cambio social, centrada en la práctica pedagógica; una práctica evaluativa que solo se limite a sumar, a medir, nos lleva a preguntarnos: ¿qué es lo que medimos?, lo que el alumno sabe ¿puede ser medido?, preguntas que surgen al enfrentarnos a esta cuestión. Siguiendo con el análisis de Ibarrola (1994), una evaluación que sólo se enfoque en la medición, propia de una sociedad puramente industrializada que se centra en la eficiencia y calidad, descuida puntos como “la multiplicidad de tipos de educación determinada por la existencia de diversos medios sociales (…)” (p.3). Mientras que, desde la sociología dominante, el sistema escolar medirá las capacidades de los alumnos formados como mano de obra, seleccionando a aquellos que tienen capacidad directiva.

Desde esta perspectiva, las funciones de control (aprobar, reprobar, promover) son en la práctica más protagonistas que el resto, aún hoy en nuestras instituciones educativas. Con respecto a ello, consideramos analizar en el IES Pampa del Infierno, los profesorados para la educación secundaria en Biología y Geografía, desde una mirada de reflexión sobre las prácticas que apunta a indagar sobre los usos o la utilidad que se le da a los resultados de la evaluación desde la retroalimentación, considerando los cambios que se han introducido en el escenario educativo a partir de la situación vivida durante 2020, que atravesó a todos los niveles del sistema educativo, entendiendo la relevancia de las prácticas evaluativas que

(…) forman parte integrante del proceso de interacción que se desarrolla entre profesor y alumno. No es una función didáctica más, yuxtapuesta a las funciones correlativas de enseñanza y de aprendizaje, sino que se estructura con ellas a la manera de un mecanismo interno de control (Camilloni, 2004, p. 1).

  El problema que venimos planteando, observado desde la experiencia docente en el IES Pampa del Infierno, nos llevó a realizarnos las siguientes preguntas: la información que proporcionan las prácticas evaluativas llevadas a cabo en los dos primeros años de los profesorados de Biología y Geografía ¿impactan en el proceso de enseñanza y de aprendizaje? ¿de qué manera? Partiendo de esta inquietud, formulamos nuestro problema de investigación, con los siguientes interrogantes: ¿la información que proporcionan las prácticas evaluativas llevadas a cabo en el primer y segundo año de los profesorados en cuestión para la educación secundaria, impactan en el proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿De qué manera?

  A partir de estas preguntas, definimos nuestros objetivos para desarrollar el estudio:

  • Identificar las concepciones que subyacen en torno a la evaluación en las prácticas docentes del IES Pampa del Infierno.
  • Analizar las prácticas evaluativas llevadas a cabo por los docentes de 1°y 2° año de los profesorados de Biología y Geografía, para dirimir y conocer el uso que se le da a la información obtenida en las mismas.
  • Comprobar si los resultados obtenidos durante el proceso evaluativo son el fundamento para revisar nuestras prácticas pedagógicas, en post de una evaluación formativa.

Para entender la evidencia empírica y refrendar la situación problemática planteada, debemos conocer la realidad de los estudiantes y docentes que conforman esta institución.

Los estudiantes que eligen nuestra casa de estudio provienen de instituciones de la localidad y pueblos vecinos, incluso de la vecina provincia de Santiago del Estero, con lo que las particularidades en los perfiles de los mismos son tantas como las instituciones y modalidades existentes en Pampa del Infierno, Concepción del Bermejo, Los Frentones, Río Muerto, Monte Quemado, Pampa de los Guanacos, incluyendo al Paraje Pampa Grande, instituciones públicas en su mayoría, aunque también asisten algunos estudiantes de colegios de gestión privada y de la zona rural.

En cuanto a la permanencia y egreso de los estudiantes, se diseñaron dispositivos de seguimiento desde las áreas de las prácticas, haciendo un rastreo de las trayectorias de los los mismos para construir una base de datos sobre su historial académico. Se amplió también las modalidades de cursado de los espacios, permitiendo incrementar la matrícula de egresados por cohorte (68%) y la permanencia de los estudiantes (80%). En este contexto, y considerando la apertura de nuevas carreras, se incorporaron al plantel docente, profesionales nóveles en la Educación Superior, contando la mayoría con títulos expedidos para trabajar en el nivel medio y con escasa o nula experiencia en el nivel superior.

La pandemia por Covid-19 generó escenarios alternativos y cambiantes que pusieron en jaque la didáctica de los docentes de la institución, quienes intentaron adaptar las estrategias que utilizaban en clases presenciales a las clases virtuales, transformando el paradigma educativo isomorfo, que presentó una serie de falencias observables en las trayectorias educativas de los estudiantes.

Las fuentes principales que brindaban el surgimiento del planteamiento inicial, emergen del análisis de las planillas de seguimiento del periodo 2019-2020 de las diferentes carreras, donde muchas veces el proceso no se condice con los resultados finales. Al mismo tiempo, los relatos en las mesas de examen finales, con los presidentes de mesa, se realizaban diálogos reflexivos sobre los procesos de aprendizaje de los estudiantes y cómo estos se veían afectados, desde la desaprobación de los espacios o decaimiento en la matrícula de las diferentes cátedras.

Si bien las cifras son representativas, no existen datos unificados de relevamiento institucional, ya que los mismos son obtenidos de reuniones de capacitación en servicio o jornadas institucionales dedicadas a reflexionar sobre las prácticas. A sabiendas de esta situación, en el proyecto de investigación se pretende relevar esta información institucional importante a la hora de definir las acciones para mejorar nuestras prácticas como formadores de formadores.

La reconstrucción de los antecedentes sobre las cuestiones recopiladas evidencia justamente la profundidad de la problemática, la pregunta acerca de los usos y sentidos de la evaluación en estos tiempos de transformación educativa, de llamado a la reflexión como camino de mejora.

Considerando la cuestión planteada respecto del proceso de enseñanza y de aprendizaje como producto de un proceso social más amplio, la evaluación atraviesa todo ese proceso, trascendiendo los “muros” de la escuela. Perassi (2010) indaga acerca de la evaluación como herramienta para la mejora, y Canabal-Castro (2012) nos proponen la idea de “evaluación como calificación a evaluación como aprendizaje” evidenciando la necesidad de un replanteo de nuestra visión acerca de los sentidos y usos de la evaluación.

En esta línea, Camilloni (2004) enfatiza en la cuestión de la “interpretación de la evidencia que nos brinda la evaluación”; subrayamos el término “interpretación” como un llamado a pensar: ¿nos tomamos el tiempo para interpretar, o solo nos limitamos a calificar? Los mismos proporcionan una mirada teórica reflexiva sobre los procesos evaluativos, el rol del docente a la hora de interpretar los resultados y el diseño de acciones en post de oportunidades planteadas ante procesos de aprendizajes estriados.

La pandemia ha desnudado nuestras concepciones acerca de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, de la estructura de la clase, de la evaluación y su función, que se vieron expuestas porque había que actuar de una manera distinta. Fue una experiencia límite, que dejó en claro que ya no volveríamos a ser los mismos. Experiencia que nos condujo a buscar “alternativas” de comprobación de avances, dificultades, necesidades, es decir, alternativas de evaluación para poder llevar adelante prácticas significativas de enseñanza y de aprendizaje.

Trabajo metodológico

Como metodología, si bien la unidad de análisis son los docentes, para quienes en un primer momento diseñamos entrevistas como insumo principal para recolectar información, con el objetivo de examinarlas posteriormente intentando identificar las concepciones acerca de la evaluación presentes en las prácticas propias de los mismos, también consideramos preciso escuchar las voces de los estudiantes, ya que son parte necesaria para que se desarrolle el acto educativo. Para estos últimos diseñamos una propuesta que incluyó la narración como herramienta de comunicación para incidir en la mejora educativa. Esta propuesta consistió en una guía que orientaba acerca de los puntos que debían considerar los alumnos a la hora de expresarse sobre las experiencias de evaluaciones vividas durante el cursado de la carrera elegida, pensados en función de las preguntas de las entrevistas dirigidas a los docentes, para poder cotejarlas luego.

Otra actividad propuesta como instrumento de recolección de información fue, o es (ya que aún nos encontramos en proceso de desarrollo del proyecto) la observación de las clases, ya sea que se encuentren en un momento específico de evaluación propiamente dicha (EPI), o presentaciones de los alumnos (trabajos prácticos, exposiciones orales, micro clases, etc.).

El análisis que podemos mencionar en este momento de la investigación (que aún no está en su etapa final, como se mencionó, la misma culminará en febrero de 2023), nos interpela en nuestras prácticas pedagógicas, ya en terreno y no desde las ricas teorías que sustentan nuestro trabajo.

La evaluación continúa siendo ese instrumento que provoca “temores y parálisis” cuando se la lleva adelante, en palabras de los estudiantes al rescatar sus vivencias a la hora de un examen: “me pongo muy nervioso, dudo de mis conocimientos, tengo miedo al fracaso y la desesperación hacen que pueda quedar en shock en un oral. Desmitificar estos supuestos tan fuertemente arraigados en la evaluación sigue siendo una tarea ardua en la formación de nuestros estudiantes, esta instancia propia de todo proceso formativo sigue presentando contradicciones entre las percepciones de los estudiantes y las prácticas evaluativas de los docentes, que buscan alternativas más actualizadas para llevar adelante este proceso, en la mayoría de los casos.

Muchos expresan en sus escritos, que emplean la evaluación formativa como el mejor tipo de evaluación ya que a través de ella se puede constatar de una manera más adecuada el camino de formación del estudiante, “este tipo de evaluación me permite recolectar datos del proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. Mencionan que hoy la utilización de las herramientas tecnológicas para evaluar es clave, las infografías, la elaboración de videos, las nubes de palabras, los mapas mentales, entre otros, son recursos que enriquecen esta instancia.

Pero ¿dónde encontramos las contradicciones mencionadas anteriormente? En las palabras de unos y otros. Por un lado, podemos observar el gran temor de los estudiantes a ser evaluados porque consideran que solo se marcan errores o falencias y, por otro lado, encontramos las innovaciones de los docentes con respecto a esta práctica, quienes sostienen mirar no solo la calificación final, sino el proceso llevado adelante por el estudiante.

Este aspecto fue el más llamativo. En una de las preguntas a los docentes, solicitamos que nos comenten que hacen con los resultados obtenidos después del proceso evaluativo y si tenían una instancia de retroalimentación con los estudiantes. Las contestaciones fueron dispares; los docentes en su mayoría, respondieron que, si realizaban una devolución precisa y clara, marcando las falencias que tenían y las capacidades que debían ir fortaleciendo, habían logrado grandes resultados. Pero, por otro lado, recuperamos los dichos de los alumnos: “no te dicen en que fallaste, no hay devolución, son muy pocos los profesores que lo hacen” (Estudiante 1 – Profesorado de Geografía) Y, como un punto más, consideramos relevante la cuestión de la continuidad del proceso de enseñanza y de aprendizaje, donde la evaluación debería ser considerada como un momento más de dicho proceso. Si tomamos la respuesta generalizada de los docentes entrevistados que sostienen realizar una evaluación formativa, enriquecedora, que permite la retroalimentación y mejora del proceso, mientras que para los estudiantes estas prácticas no condicen con lo desarrollado en clase, con las metodologías o experiencias vivenciadas, no sólo por abordar temas muchas veces no desarrollados o profundizados en su momento, sino por proponer instrumentos de evaluación poco conocidos por los alumnos, “me pide que haga una pirámide, y nunca nos enseñó cómo hacerla, ni idea de cómo es una infografía, no sé utilizar esa aplicación, no nos enseñaron”((Estudiante 2 – Profesorado de Geografía)  

Consideraciones finales

Todas estas cuestiones, nos generaron en el interior del grupo, más preguntas, más problemas que atender para que la mejora en nuestras prácticas sea efectiva y no se reduzca a un mero discurso leído en grandes libros que iluminan nuestra tarea diaria. Sabemos que educar es una tarea de cada día, donde vamos revisando, aprendiendo, muchas veces, por ensayo y error, pero también sabemos que atender aquellos aspectos que sabemos no estamos haciendo bien, es deber de honestidad en nuestra tarea.

A raíz de estos pensamientos surgidos de la recolección de datos, es que nos pareció necesario reforzar esta recolección de información y para ello comenzamos a diseñar otros instrumentos de recolección de datos dirigido a los docentes, más específicos o con preguntas más concretas acerca de, por ejemplo, cómo llevan adelante la evaluación formativa que consideran practicar, de qué manera revean sus prácticas a partir de los resultados de las evaluaciones, cómo incluyen las voces de los estudiantes en estas revisiones. Creemos que de esta manera se enriquecerá, corroborará y/o confirmará las posibles conclusiones a las que estamos arribando.

Referencias bibliográficas

Anijovich, R. y Cappelletti, G. (2018) La Evaluación como oportunidad. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Paidós.

Bonal, X. (1998) Sociología de la educación. Una aproximación crítica a las corrientes contemporáneas. Barcelona, Paidós.

Camilloni, A. (2004) Las funciones de la Evaluación En: PFDC – Curso en Docencia Universitaria Módulo 4: Programas de Enseñanza y Evaluación de aprendizajes. Recuperado de http://23118.psi.uba.ar/academica/cursos_actualizacion/recursos/funcioncamillioni.pdf

Canabal García, C. y Castro Martín, B. (2012) La Evaluación formativa: ¿la utopía de la Educación Superior? Pulso: revista de educación, (35): 215-229.

Ibarrola, M. (1994) Enfoques sociológicos para el estudio de la educación. En: González Rivera y Torres (Comp.) Sociología de la educación. Corrientes contemporáneas (pp. 7-17). México. Miño y Dávila editores.

Perassi, Z. (2010). ¿En qué medida la evaluación colabora con la mejora escolar? Revista Iberoamericana De Educación, 54(4): 1-18.


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