Las instituciones educativas en el contexto del covid 19
Adriana Puiggrós
Las reflexiones alrededor del futuro de la educación en la Argentina pusieron en evidencia las grandes problemáticas que acechan al ámbito educativo. Por un lado, posibilitó la exteriorización de la preocupación y necesidad, que muchos educadores sentían respecto de la revisión de sus prácticas y concepciones, y esta preocupación estaba surgiendo inclusive antes de la pandemia, pues consideraban que las mismas habían llegado a sus límites, que requerían un cambio.
Hay una expectativa general de la sociedad en relación a cómo va a ser y cómo se va a encarar el futuro; sobre todo porque ante el futuro se pueden tener distintas concepciones, aceptar la teoría del fin de la historia, las que plantean la necesaria catástrofe como si el futuro estuviera escrito; las que plantean que es posible volver a las situaciones anteriores, como si nada hubiera ocurrido o desde la perspectiva histórica, reconociendo la existencia de condiciones necesarias, difíciles de cambiar, y las contingentes posibilidades para abordarlas. Algunos importantes intelectuales sostienen que la historia es un tejido entre lo necesario y lo eventual. Lo necesario en el sentido que no podemos simplemente cambiar, sino que viene conformado por la historia anterior, no es que nada se logre transformar, sino que hay algunos condicionantes que se deben reconocer como factores causales de los fenómenos.
¡La pandemia! La tragedia que estamos viviendo, produjo encierros, que desde la perspectiva sanitaria son medidas, absolutamente necesarias, pero que, desde la psicológica, imposibilitan hacer nuevas lecturas de la realidad, perjudicando profundamente a las personas, a la sociedad, al país y en particular a la educación.
Otra consecuencia de la tragedia es la pérdida de miles de empleos en el mundo, no afectando al empleo docente, tal y como lo sostiene un informe muy importante de la Internacional de la Educación, que es la asociación de cientos (70%) de los sindicatos de educadores del mundo (norteamericanos, europeos, latinoamericanos y de medio oriente) que da cuenta que esto se debe a que la mayor parte de los docentes son empleados estatales, debido a la permanente incidencia del Estado. Y por otro lado, hay que examinar profundamente, que es el carácter indispensable, desde un punto de vista filosófico, ideológico y político, del trabajo docente, sea cual fuere su soporte. Los docentes no perdieron sus puestos de trabajo pero la mayor parte de los mismos están en situaciones muy complicadas, en donde las condiciones de trabajo son insuficientes, ya que se han ido deteriorando por la misma situación.
Asistimos a un tiempo de constantes cambios atravesados por procesos de globalización creciente, sumergidos por un contexto de pandemia. En este ámbito es preciso repensar y problematizar la educación a través del interrogante que nos debemos hacer desde nuestra perspectiva como educadores ¿cómo vamos a pensar la educación de la Argentina del futuro? Encarar el futuro, no es aceptar las teorías como si nada hubiera ocurrido, hipotetizando esa vuelta a las clases presenciales desde la tradicional e histórica manera de impartir el ejercicio áulico.
Como lo menciona la autora Adriana Puiggrós “El piso se había movido y no se podrían retomar el regreso con los mismos criterios de agrupamiento, ni la planificación de actividades repetida año tras año, ni el orden de los contenidos, ni la manera de administrar la escuela…(1)”. Por ello es preciso postular tres ejes fundamentales que son necesario articular respecto de las instituciones escolares en el contexto de pandemia y el rol del profesional docente, estos tres ejes se corresponden con: derechos humanos, medio ambiente y el uso de las tecnologías.
La concepción de los derechos humanos está apoyada desde lo que estamos viviendo, contextualizada en medio de la pandemia como derecho a ser asistido, a recibir la vacuna, entre otros. Pero trasladamos este derecho a lo educativo, la necesidad que millones de niños, niñas, adolescentes y adultos de todos los niveles del sistema educativo de recibir educación aun cuando puedan o no asistir a las instituciones educativas. La UNESCO (2) y las Naciones Unidas dentro de las variadas temáticas que llevan adelante, se encuentran el derecho a la educación en las sociedades latinoamericanas estableciendo como un derecho de igualdad de oportunidades y de su acceso universal, como un derecho fundamental y primordial que reconoce los principios de indivisibilidad que cubre aspectos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas.
En el caso de Argentina, el Estado nacional como provincial tomó parte en la situación educativa y llevó adelante paralelamente a las medidas que se impusieron de control sanitario, la producción de contenidos educativos por diversos instrumentos digitales de índole heterogénea. Por un lado el Ministerio de Educación de la Nación entregó cuadernillos cada tres semanas, para todos los años del sistema educativo obligatorio. También programó 16 horas de televisión y 8 de radio semanales coordinadas con el material didáctico. Por otra parte, muchas provincias realizaron las mismas acciones, sumándose a las de carácter nacional. La situación de pandemia abrió el espacio para la producción de contenidos educativos por parte de un Estado responsable y garante del derecho a la educación.
Otros de los ejes que se deben llevar adelante y que forman parte de las instituciones educativas es la cuestión de la enseñanza del medio ambiente y su protección, como también atender a su deterioro. Los grandes depredadores ecológicos, fomentan fuertes políticas en contra de la educación ambiental, oponiéndose a su educación. Por lo tanto, no nos estamos haciendo cargo de nuestro futuro si no tomamos conciencia de la necesidad de fomentar y consolidar en los estudiantes la importancia de actuar en pos de mejorar las condiciones de los espacios naturales. En este sentido Puiggrós (2020), alude a “(…) los ambientalistas (…) tenían en su imaginario la posibilidad de una situación catastrófica del orden natural que contuviera la potencia de cambiar el mundo (…)” pero “Para el sentido común, se trataba de una fantasía o de una exageración” (p. 34). Frente a esta realidad, se hace evidente tener en cuenta la propuesta realizada por estos especialistas, en cuento a considerar a la educación ambiental como un “área transversal, cuyos saberes afectarán todo tipo de conocimientos”.
El tercer tema, en cuanto al uso de las tecnologías, se dio un gran paso hacia adelante, se avanzó mucho en la materia, obligado a usar las computadoras, a usar el celular, buscar a los chicos y tratar de comunicarnos. El avance de las formas digitalizadas de las distintas empresas tanto públicas como privadas, alienta al consumo en materia digital.
El tema tecnológico afecta a todas las edades, sobretodo emigrantes digitales, el tema de la tecnologías es sistematizar lo que este año hemos aprendido, recordemos que lo que hemos asimilado lo hemos hecho desde la urgencia y el esfuerzo personal; las instituciones deben acompañar a las personas a sistematizar sus aprendizaje respecto de lo tecnológico con los estudiantes, y con la especial atención hacia los adultos de los sectores menos favorecidos.
En gran parte de los países de América Latina las desigualdades sociales constituyen uno de los fenómenos más acentuados y permanentes, que se representa en diversos aspectos; entre las cuales se encuentra el ámbito educativo.
En el acceso a la educación se observa las disimilitudes existentes no solo entre los grupos sociales que pueden acceder a la misma, sino también en los espacios en donde esta realidad se profundiza; tal es el caso de los espacios periféricos a las principales ciudades o las zonas rurales, por ejemplo. Resulta evidente que la instauración de la pandemia implantó una serie de condiciones para el desarrollo y la continuidad de los procesos formativos a los que los sistemas educativos, en sus diferentes modalidades y niveles, debieron hacer frente. No obstante, no todas las instituciones pudieron sobrellevar e implantar nuevas estrategias para brindar a sus estudiantes los medios y recursos necesarios para seguir el proceso de enseñanza y aprendizaje; y es aquí donde se visualiza aún más la brecha social en cuanto a las oportunidades.
En un artículo publicado por Puiggrós en una compilación realizada en el 2020 por la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), la autora alude a cómo el corte de la presencialidad produjo un doble efecto; en primer lugar, permitió que “las ventas del mercado de educación virtual subieron exponencialmente entre los sectores menos afectados por la crisis, en tanto millones de niños/as, adolescentes y adultos educándose quedaron con las manos vacías” y, por tanto, “Las escuelas de élite continuaron sus actividades online, programaron evaluaciones y dispositivos (…) mientras que “En el otro extremo, los alumnos perdieron comunicación con sus maestros” (3). Esta situación a la que estamos haciendo referencia, tiene entre sus ingredientes una serie de factores que forman parte de procesos históricos muchos más amplios, y cuyos efectos hoy se representan con un mayor impacto en la sociedad debido al presente contexto.
En ese sentido, y siguiendo estos lineamientos, cabe retomar los temas que transversalmente se vinculan a la educación, entre ella la cuestión tecnológica, los derechos humanos y estas últimas con ciertos asuntos relacionados con la soberanía.
En primer lugar, cabe hacer alusión a que en el mundo globalizado en el cual nos encontramos, ha sido hegemonizado por los estratos sociales más pudientes, quienes son los que controlan en un cierto punto este fenómeno, y es ese el problema que se viene reivindicando. Es indudable, que la globalización (4) ha brindado a la humanidad innumerables ventajas como, por ejemplo, la posibilidad de mantenernos comunicados y al tanto de los hechos y problemáticas localizadas en países y regiones geográficamente muy alejada, gracias al continuo avance de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Pese a ello, resulta imprescindible ponernos a pensar, en los elementos negativos que genera el fenómeno de la globalización; como también así la necesidad de fortalecer nuestra postura como nación, frente a las implicancias de hegemonizar ciertos patrones culturales que propicia este proceso. En este contexto, debemos cuidar y proteger nuestra lengua y las lenguas, principalmente las indígenas, ya que representa un elemento propio de nuestra soberanía, como también así la importancia de fomentar y consolidar la práctica de la lectura y la producción de textos científicos, académicos, ensayos, entre otros géneros; que son acciones que involucran directamente a las universidades e institutos de formación superior.
Por otra parte, en este marco debemos destacar que el avance de las grandes empresas(5) de influencia multinacional sobre la educación desde mucho tiempo antes a la propagación del covid-19, han aumentado sus caudales penetrando en los sistemas educativos de los países latinoamericanos, aún más literalmente con el inicio de la pandemia. De aquí se desprende y se relaciona, con una de las variables que se plasman en el informe realizado por la Internacional de la Educación (6), que es la denominada mercantilización (7) de la educación en los países de la América del Sur, principalmente. Ahora bien, las demandas y la necesidad de carácter tecnológico resulta ser una afirmación evidente en los Estados sudamericanos, y asimismo también es obvia la respuesta; que no todos tienen la posibilidad de generar, integrar y brindar los recursos e instrumentos tecnológicos y digitales que actualmente requiere la educación en algunos países. Por ejemplo, la carencia de brindar a las instituciones educativas plataformas virtuales para su organización y dictado de clases, entre otras actividades, por parte de los gobiernos, repercute inmediatamente en las posibilidades de los niños/as, adolescentes y adultos de continuar con su formación. Si bien en nuestro país, contamos con algunas plataformas como la de Juana Manso, o en el caso de la provincia del Chaco, la plataforma ELE; y aunque aún haya que transitar un largo camino para aumentar su alcance a toda la comunidad educativa; la realidad de otros países es totalmente distinta.
Igualmente, en la Argentina, como hemos dicho al principio, las falencias en la conectividad y la ausencia de dispositivos tecnológicos que los estudiantes requieren para asistir a las clases, etc., son unos de los factores que nos permiten observar el grado de desigualdad que se manifiesta en la población, ya que no todos los alumnos poseen los instrumentos digitales necesarios. Por esa razón, el Estado debe invertir e incentivar políticas públicas, como ser ampliar los alcances de la fibra óptica para brindar los servicios de internet de forma efectiva en las zonas periféricas, realizar la entrega de computadoras, para suplir las falencias que en la actualidad transitan algunos espacios educativos.
Estas iniciativas permiten luchar contra la disgregación de aquellos que pueden acceder a ciertos instrumentos, actualmente imprescindibles para ejecutar las diversas actividades de nuestra cotidianidad, de los que no tienen esta oportunidad. Para tal fin, es necesario proponer políticas educativas desde una dimensión de los cambios sociales producidos en la pandemia, como así también la articulación y re-vinculación entre los sistemas educativos provinciales con los nacionales.
Norma Meza
(1) Puiggrós, A. (2020) Balance del estado de la educación, en época de pandemia en América Latina: El caso de Argentina. En: Inés Dussel, Patricia Ferrante y Darío Pulfer (compiladores) Pensar la Educación en tiempos de pandemia. Entre la emergencia, el compromiso y la espera (33-43), Buenos Aires, UNIPE Editorial Universitaria, p. 37.
(2) UNESCO La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, obra por crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos fundado en el respeto de los valores comunes. Es por medio de este diálogo como el mundo podrá forjar concepciones de un desarrollo sostenible que suponga la observancia de los derechos humanos, el respeto mutuo y la reducción de la pobreza, objetivos que se encuentran en el centro mismo de la organización.
(3) Puiggrós, Op. Cit. p. 35.
(4) La autora en su exposición respecto al tema de la globalización, remendó la lectura del libro de Ferrer Aldo (1996) Historia de la Globalización. Orígenes del orden económico mundial. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, Serie de Economía, 418 pp.
(5) Aquí nos referimos tanto a las compañías hegemónicas que proporcionan productos de carácter tecnológicos como Microsoft, y aquellos relacionados con los servicios de internet, software, entre otros, como Google.
(6) La Internacional de la Educación es un organismo internacional, que buscar defender los intereses de los docentes y todos los trabajadores vinculados a la educación. También profesa, otros aspectos como la educación pública, igualdad de género a través de la educación y fomentar la investigación y la educación superior. Para visitar el sitio, ingresar a https://www.ei-ie.org/es/about/who-we-are
(7) Bajo los conceptos de privatización y mercantilización de los espacios educativos en América Latina, se pone en debate y discusión cuales son las percepciones que actualmente se tiene sobre la educación. Entre las disputas se platean la idea de la educación como un derecho o un servicio, y si el conocimiento debe ser considerado como un bien común o una mercancía. Saforcada, F., y Trota, L. (2020) La privatización de la Universidad en Argentina y América Latina. Ciencia, Tecnología y Política, vol. 3, n° 4. Recuperado de http://portal.amelica.org/ameli/jatsRepo/214/2141038006/html/index.html
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